Este viaje lo realizamos Arrate, Eleder y yo en Octubre de 2009 y ha sido uno de los viajes más especiales que hemos hecho.
Primero, por que era el primer «gran viaje» que hacíamos con el peque, que en esos momentos tenía poco más de año y medio, y por otra parte porque era un destino que nos hacía mucha ilusión visitar, tanto por el componente cultural como por la parte de naturaleza y paisajes. Y sin dudarlo un momento, es un destino que os recomiendo.
Hice muchas (muchísimas) fotos, pero no tantas como me hubiese gustado ya que teníamos una limitación muy importante: el tiempo. Quisimos ver muchas cosas en los pocos días de los que disponíamos. Esto hizo que tuviésemos que priorizar mucho a la hora de decidir los lugares a visitar y no pudimos quedarnos demasiado tiempo en cada lugar. Para poder tener un poco más de libertad a la hora de movernos optamos por tener contratados los alojamientos y alquilamos un coche para movernos de un lugar a otro.
Nuestro primer destino fue Edimburgo, desde Bilbao y haciendo escala en Frankfurt. Llegamos por la tarde y enseguida nos dimos cuenta de que iba a ser una ciudad que nos iba a gustar. Muy cómoda, ya que las distancias no son excesivamente grandes y el transporte público funciona muy bien. Como podéis ver en la foto de arriba, la parte antigua es como de cuento.
El siguiente día amaneció bastante nublado y esa sería la tónica general durante todo el viaje. Afortunadamente tuvimos mucha suerte en lo climatológico ya que las previsiones antes de ir eran bastante desastrosas. En Edimburgo tuvimos la posibilidad de visitar la ciudad con bastante tiempo: La Royal Mile, el monumento a Sir Walter Scott, el castillo, el parlamento…
El monumento a Sir Walter Scott, el escritor de novelas tan famosas como Ivanhoe o Rob Roy, es uno de los emblemas de la ciudad. De estilo gótico, fue contruido entre 1840 al 46. Si se quiere llegar hasta arriba hay que subir 287 escalones por una estrechisima escalera de caracol. Pero vale la pena. Las vistas que hay de la ciudad son únicas.
Otro de los puntos de interés de la ciudad es la Royal Mile. Es el nombre que recibe la avenida que comunica el Castillo de Edimburgo con el palacio Holyroodhouse y que se sitúa en pleno corazón del casco antiguo. El recorrido de la Royal Mile es de 1,8 km de largo o una milla escocesa (de ahí lo de milla real). La Royal Mile es la principal atracción de la Ciudad Antigua (Old Town) de Edimburgo y pasear por ella es como viajar en el tiempo.
Glasgow es la ciudad más grande de escocia (y la tercera del Reino Unido). Aquí solo estuvimos de pasada y es un contrapunto a Edimburgo, ya que se trata de una ciudad más moderna. Visita obligada es la catedral y el parque que la rodea, incluyendo el antiguo cementerio, entre cuyas tumbas se puede pasear.
El siguiente destino de nuestro viaje será la ciudad de Stirling con su majestuoso castillo, pero esto será en la siguiente parte.
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